jueves, 19 de agosto de 2010

Smoking gun-

Escribir no es ninguna pasión para mí, no es algo que me encante ni que me muera por hacer.
Pero me libera demasiado. Me saca las cosas de encima, esas cosas que no puedo decir, ese mosquito que me zumba en el oído 24/7. Pero en realidad, es falso. Porque las cosas que escribo, las cosas que me molestan (sí, que me molestan de vos), lo que me hace odiar, reír, e te cé, son cosas que le tendría que decir a los demás (aparte de a mí misma, como siempre). Porque es problema de los demás, ok, pero se vuelve problema mío si me afectan a mí. [Obviamente, estoy excluyendo las cosas mías, esas sí me hace bien leerlas, aunque no me cause efecto alguno.]

Y bueno, concluyendo con el tema, es una falsa ilusión (como todo lo que ronda por mi imaginación), aunque me libere, no estoy diciendo un carajo de lo que debería decir y me convenzo de que así es mejor. Pero bueno, no soy lo suficientemente "valiente" para decir nada a la cara y esas cosas que me guardo me matan.

Hacía mucho que no fumaba, el domingo agarré el cigarro de vuelta, uno solo, nada más eh. Sí, ¿qué carajo tiene que ver con lo que vengo diciendo? Nada, que quise dopar un poco los resentimientos que tenía adentro con humo de cigarro, aunque me mate poco a poco (bueno, como si justo ahora o en el momento me fuera a importar, ¿no?), prefería calmar un poco los demonios que tengo dentro y que se muestre nada más el demonio cotidiano, ese de todos los días que te putea cuando lo despertás. Y adivinen: ¡funcionó! Lo que es la nicotina, viste. Lamentablemente, no tengo un dispensador de nicotina en los pulmones y no quiero empezar a fumar porque me desterrarían de mi casa. Es así que el demonio cotidiano se sigue mezclando con los otros 274 que tengo dentro. ¿Y me tiene que importar? No! Hace casi dieciséis años que me conocen así, tanto me bancaron antes (y tanto los banco yo), me ubico y te respeto lo más que puedo, ban quen me. ¡Y le pido...



compórtese señor, por favor!

No hay comentarios:

Publicar un comentario