lunes, 3 de enero de 2011

Esta vez.

Estar tirada, de cara al piso es bastante atractivo. ¿Por qué? : Por el simple hecho de sentirse tan seguro. De no tener alguna altura de la cual caer. De no tener que tropezar jamás.


Sí, da una sensación de seguridad. Pero también la sensación de estancarse en un lugar. De no tener nada por delante, nada por qué arriesgarse verdaderamente.
Nunca hay un futuro asegurado. Y, a causa de esa realidad, nunca hay verdaderamente estabilidad. Se presenta el riesgo de caer, desde lo más alto del montón. De la cima de la montaña de éxitos. Siempre que exista una meta, hay riesgos. Siempre que se quiera verdaderamente vivir, hay riesgos.
Sería extremadamente aburrido el simple hecho de permanecer en el suelo. Esperando que pase el terremoto. Esperando que alguien venga a buscarte. Espiando de vez en cuando. Con miedo a abrir los ojos. Miedo de no ver claridad, miedo de ver lo que está pasando. Miedo a pensar que tus más terribles pesadillas se estén volviendo realidad.
Pero afrontemos la realidad: 
No se puede vivir pegado al piso. No se puede vivir con los ojos cerrados. No se pueden evitar los riesgos en la vida. 

Si pensamos un poco más, entendemos.


Que los riesgos, valen la pena. 
Todo vale la pena.


{ Tus riesgos, son lo que me hace sentir más segura. }

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