martes, 26 de julio de 2011

Quién dijo.

Críticas van, críticas vienen. Siempre fue así y, lamentablemente, muy pocas personas hacen algo para cambiarlo. Nadie sabe cómo tomarlas, cómo enfrentarlas, cómo... digerirlas.
Por experiencia personal, aprendí a apaciguar esa tendencia a las críticas, porque estuve en el lugar de la víctima (como todos, seguramente).

A saber: (casi) nunca contraataqué.

Eso mismo, creo que es lo que marca la diferencia. Es el simple hecho de morderse la lengua es de gran importancia. No hablo de reprimirse, de guardarse las palabras hasta explotar. Hablo de consumirlas. Hablo de sentirlas de otra manera.
Si nosotros nos conocemos tan bien, y estamos tan seguros de nosotros mismos, ¿por qué dejar que una crítica nos manche la conciencia? No hace falta demostrar que somos mejores, desmintiendo esas críticas. Sino, demostrar que somos mejores por el hecho de saber enfrentarlas.

Advertencia: muchas críticas pueden ser de gran uso para analizar a uno mismo, así como a los demás.

Mi frase final: Nunca estés a la defensiva para con las críticas; estate preparado, para saber pasar a través de ellas, y analizarlas. Hacerlas algo útil, cuando su significado sea de utilidad.


...me encanta acurrucarme en tu pecho.




[ Después de un buen tiempo, retomo. Me había olvidado de lo lindo que es escribir. ]

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