jueves, 14 de octubre de 2010

Ayer fue hoy ayer.

Las cosas van pasando, queramos o no. Hay cosas que se pueden decidir, pero no podemos saber nada de antemano.
¿Cuántas veces dudamos en actuar por miedo a lo que venga después? Bueno, casi siempre. Los impulsos que nos guían a cada paso, se vuelven difíciles de manejar. El placer se antepone a nuestra idea de la realidad y ¡pum! Tu vida cambió.
Dicen que si una persona vuelve en el tiempo (aunque no es factible el hecho de volver al pasado), con un simple insecto que pudiera matar, se desataría una guerra más. Un simple insecto irrumpe en el futuro de millones de personas.
¿Será que una simple decisión nuestra afecta en el futuro de tanta gente? Puede ser. Pero nadie pensaría eso al momento de actuar. Y tal vez, en el momento, afecte la vida de una o quiénsabecuántas personas. Somos un poco egoístas en ciertas decisiones, pero de otra manera, la misma responsabilidad de esa decisión no recaería sobre nuestros hombros desde un principio. Hay veces que sí, hay que pensar un poco en sí mismo, nunca está bien olvidarte de vos.
Para no irme de tema; no podemos saber qué es lo que va a pasar después de tomar cierta decisión. Nadie puede ver el futuro. Y no creo que sea necesario. Me parece que deberíamos olvidarnos un poco de lo que viene después para enfocarnos en la parte del hoy. Porque la repercusión de tus decisiones no importan ahora. Y si el día de mañana te arrepentís de haber hecho algo, por algo fue que pasó. Por algo fue que tomaste esa decisión. Las cosas por algo pasan. Y si pasan en un orden que no nos conviene, a atenerse a la consecuencia de vivir. Porque la vida no es fácil. La vida es adaptación. Y a medida que vamos creciendo, nos vamos adaptando un poco más a ciertas situaciones. Y tal vez esa es la razón de las decisiones que consideramos erróneas. Aprender. Y aunque no me guste aprender, la vida no viene con manual. Ni tampoco con un libro que te cuente el final (aunque yo creo que está escrito). De vez en cuando, está bueno seguir tus impulsos, sean equívocos o no. A partir de eso, vas creciendo un poquito más.
Tu destino está hecho. El destino no es el futuro,


es el ayer, el hoy y el mañana (que todos, alguna vez, fueron o serán hoy).



{...quiero zafarme del control, ser un poco más impulsiva.}

No hay comentarios:

Publicar un comentario