viernes, 15 de octubre de 2010

Corazones tercos.

Cuando uno dice: "siento un vacío en el corazón"... ¿está verdaderamente vacío?
No me refiero a lo literal, en tal caso, está lleno de sangre. Pero del modo abstracto, del modo que todos conocemos: ¿El corazón, alguna vez se vacía?
Nadie puede responder esa pregunta. Pero podríamos hacer un cierto análisis. Decimos esto pensando en el hecho de que una persona se fue de nuestras vidas temporal o permanentemente. Pero nuestro corazón no estaba vacío cuando esa persona llegó. Si tenemos tantas otras cosas en las que pensar que pueden llegar a hallarse en nuestro corazón, ¿por qué nos enfocamos tanto en ese sentimiento de soledad? Si en el corazón tenemos a tantas personas a quien darles atención.  
Al principio no nos damos cuenta. De cuán lleno tenemos el corazón en realidad. El problema es volver a UNA sola persona nuestra prioridad. Para cuando nos damos cuenta es tan tarde que el interior de tu corazón está empapelado con sus fotos. Tendríamos que aprender a darle prioridad a aquellos que verdaderamente la merecen, más allá de un enamoramiento fatal.
Pero el humano es tan, pero tan complicado, que no lo quiere así. Bueno, mejor dicho, el humano, no. El corazón. El amor. Nos vuelve tan tontos como para que nuestra vida gire en torno a un amor, sea correspondido o no, que no sabemos si va a durar para siempre. El corazón es terco. Y aunque queramos callarlo para escuchar a la razón, sabés muy bien que no podés. Y aunque depender de una persona para el resto de tu vida sea tan estúpido, no elegimos. Porque, simplemente


nuestro corazón no sabe cuando parar.


{... y el mío podría correr e ir a buscarte.}

No hay comentarios:

Publicar un comentario